¿Mito, cuento o historia? Parte III – ¿Es el judaísmo monoteísta?

Por: Dr Itzhak Calafi para Centro Kehila

Moses AkhenatenA principio, cualquiera diría que el judaísmo no solo es monoteísta, sino que esta fue su gran aportación a la humanidad. Sin embargo, algunos teólogos afirman que el judaísmo no es monoteísta sino que monólatra. Otros historiadores sugieren que el monoteísmo judío no tiene su origen con Abraham Avinu. Estos autores pretenden demostrar que la idea de D-s es fruto del pensamiento humano, como lo ha sido la monolatría de Akhenaton en el antiguo Egipto, y que Moshé fue “más refinado” al crear el “actual” monoteísmo de la Torá.

En este artículo el Dr. Calafi nos explica las diferencias entre la monolatría y el monoteísmo judío, probando que el primero no es fuente del segundo. ¿Y qué tiene que ver el famoso faraón Tutankamón con todo esto?

La monolatría de Akhenaton

AkhenatonHacia los años 1370-1335 aEC en el politeísta Egipto reinó un faraón, Amenofis IV hijo de Amenofis III y de su esposa Teye, que impuso el culto al dios Atón y en cuyo honor cambió su propio nombre en Ajenatón/Akhenaton (Esplandor de Atón). Atón era una deidad que representaba al disco solar en el firmamento al que se le consideró el espíritu que alentaba la vida en la Tierra.

El henoteísmo o monolatría (del griego: heis, henos “un” y theos “dios”) es la creencia religiosa según la cual se reconoce la existencia de varios dioses, pero sólo uno de ellos es suficientemente digno de adoración por parte del fiel. [1] Así fue la monolatría de Atón.

El concepto de un solo dios, aunque fuera materializado en el disco solar, era extremadamente raro e incomprensible para la población,  sus sacerdotes y élites intelectuales del mayor imperio de la tierra en su época, por lo que fue rechazado. Esto enajenó a Ajenatón de su pueblo y sacerdotes. Las cartas de Amarna escritas en el idioma diplomático de la época, el acadio, lo revelan con claridad, la mayoría de los vasallos del faraón en Egipto, Fenicia, y sus dominios vasallos muestran tumultos y rebelión contra el Faraón.

La situación de Egipto se hizo aún más crítica al resurgir el poder hitita en el norte, bajo el gran Suppiluliuma. (1375-1340 aEC). Éste se aprovechó de las debilidades de Egipto presionando por el sur hasta el Líbano consiguiendo eliminar el control egipcio de parte de Siria y del norte de Fenicia. El reino de Mitanni, ubicado en la actual Siria, también conocido como Naharina, quedará desgarrado por los egipcios y los hititas. En el este, Asiria, emerge como potencia regional bajo Assurbalit I (1354-1318 aEC) libre del control de Mitanni.

Tutankamón y divina trinidad

tutankamonTras la muerte de Ajenatón, posiblemente envenenado, después de haber roto con su esposa Neferu Atón Nefertiti,  le sucedió primero Semenejkara (1338-1336). Luego le sucede su hijo Tut-anj-Atón, todavía menor de edad, Tutanjatón cambió su nombre al de Tut-anj-Amón o Tutankamón, volviendo a la religión de Amón, en alianza con el clero.

Dicho retorno fue paulatino, restaurando el culto en los templos abandonados de dioses como Amón, Osiris o Ptah, colocando en funciones a la casta sacerdotal y permitiendo la celebración de los ritos pertinentes bajo la característica común de Tríada de dioses, el Padre, la Madre y el Hijo. Cada ciudad tenía su Tríada de adoración, así Amón el dios Padre, Mut la diosa Esposa y el hijo dios Jonsu conformaban la Tríadade Tebas-Karnak, Ptah, Sejmet y Nefertem era la Tríada de Menfis: Osiris, Isis y Horus niño de Abidos.

Estas Tríadas Divinas o Trinidades, perdurarán en otras religiones, aún vigentes en gran parte de la tierra. Los sucesos de la cautividad de Am Israel en Egipto, el Éxodo y la conquista ocurren dentro del período del Imperio egipcio, aproximadamente entre 1550 a 1200 aEC.

El judaísmo como monolatría

Algunos autores [2] han afirmado que el inicio de la creencia en D-s de Am Israel era una monolatría o henoteísmo derivada del culto egipcio de Atón y bajo la influencia de  los escasos seguidores de Ajenatón, que fue evolucionando a un monoteísmo puro. Estos autores niegan que Abraham, Isaac y Jacob fueran monoteístas, y alegan que Moisés fue realmente un monolatrista-henoteísta influido por el culto de Atón, y que con el tiempo la casta sacerdotal de Israel –cohanim- elaboró en el exilio babilónico la idea más evolucionada de un monoteísmo puro.

Estos autores y otros críticos explican que los israelitas –así como nuestros Patriarcas- reconocían la superioridad del D-s de Israel sobre las divinidades extranjeras pero no excluían a estas últimas y aceptaban su existencia.

Ellos se basan en que, en varias ocasiones, el Tanaj hace referencia a la existencia de otros dioses, como en Shemot 12:12: pues pasaré por la tierra de Egipto esa noche y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, sea hombre o animal, y castigaré incluso a todos los dioses de Egipto. Yo, el Eterno.

Así como también en el Cántico de Moisés, después de pasar el Yam Suf: ¿Quién como Tú, D-s, entre los dioses? ¿Quién como Tú, glorioso y santo, terrible en Tus hazañas, autor de maravillas? [Shemot 15:11].

Otro ejemplo aparece en los 10 mandamientos: No te postrarás ante otros dioses, porque el Eterno es celoso de Su Nombre. Es D-s celoso. [Shemot  34:14].

Para estos historiadores y teólogos, las inúmeras menciones a la existencia de otros dioses en todo el Tanaj, y el hecho de que Israel vivió en Egipto durante el reinado de Akhenaton, confirman la teoría de que el judaísmo es una monolatría y no un monoteísmo puro.

La monolatría no ha sido la base ni el precursor del monoteísmo judío [3]

Moshé al dirigirse a Am Israel y hablar sobre D-s invocará a la memoria que el pueblo de Israel  tiene del Eterno, refiriéndose como  “al D-s de vuestros padres, D-s de Abraham, de Yitzhak y de Yaacob” [Shemot 3:13,15 y 16]. Y en ningún caso lo relacionará con Atón ni con ningún otro tipo de culto.

Moshé sabe que D-s es único, y que este conocimiento le ha sido proporcionado por línea familiar remontándose hasta Abraham, Yitzhak y Yaacob: …No te acerques. Quítate tu calzado, pues el lugar donde estás es tierra sagrada”. Y añadió: “Yo soy el D-s de tu padre, D-s de Abraham, D-s de Yitzhak y D-s de Yaacob”. [Shemot 3:6] Todo el pueblo de Israel era consciente del monoteísmo de la religión de nuestros Patriarcas.

Moshé amonesta continuamente a Am Israel para que no vaya detrás de dioses que en realidad no son nada: No iréis tras otros dioses, los dioses de los pueblos que os rodean. [Devarim 6:14] y le recuerda que fuera del Eterno no hay ningún otro dios: Se te mostró que para que lo sepas (oh Israel) que el Eterno es el verdadero D-s y que no hay ningún otro fuera de Él [Devarim 4:35].

Respecto a los versículos del Tanaj que aparentan reconocer la existencia de otros dioses, ofrecemos dos respuestas.

1) Los primeros escritos sagrados en la Torá  parecen proceder sobre el puro monoteísmo más bien como insinuaciones que como proposiciones y declaraciones explícitas, pues este era el procedimiento de redacción propio de épocas antiguas, como explica Élie Benamozegh, en Israel y la Humanidad. En los primeros tiempos, cuando Am Israel estaba rodeado de pueblos politeístas, Moshé tiene que remarcar la absoluta e infinita diferencia entre el D-s único, el D-s de Israel, con la vacuidad de los dioses del politeísmo de los pueblos vecinos y de los que proceden los conversos al hebraísmo que acompañarán y se fusionarán con los descendientes de los Patriarcas en la Salida de Egipto.

2) Los pueblos vecinos de Am Israel adoraban constelaciones de dioses y diosas. El Tanaj reconoce que el hombre era politeísta y que en su mente “existían” dioses y que las culturas humanas eran politeístas, pero les niega a estos dioses existencia propia, realidad. Es decir, sabe que el hombre adora dioses que han sido inventados y creados por él mismo, pero el judaísmo no los reconoce como divinos o con algún poder real ni existencia propia.

El monoteísmo judío

La peculiar historia de Israel tiene permanentemente como centro,  fundamento y eje constante, la religión hebrea. Sin D-s, sin Eretz Israel y sin Am Israel, no es posible entender los comienzos de la sociedad israelita. El puro monoteísmo israelita trata sobre un D-s volcado a su pueblo (Am Israel). Es la historia socio-religiosa, la historia de un pueblo con su D-s, que es el D-s creador del Universo y fuente del ser de todo lo existente. Ya desde su inicio y constitución y remontándose en la memoria de sus Patriarcas, Am Israel fue el único pueblo de la tierra capaz de comprehender y vivir este concepto del puro monoteísmo del hebraísmo, desde la élite intelectual y religiosa –cohanims, leviím- hasta sus más humildes, ignorantes y simples miembros.

La idea de la elección singular y especial de Israel se expresa en la creencia del D-s único, en una síntesis perfecta de ambas nociones:He aquí que el cielo y la tierra y todo cuanto ella contiene son del Eterno tu D-s. Y por amor a tus padres escogió a su simiente entre todos los pueblos, como lo demuestra hoy. [Devarim 10:14-15]

Es por todo esto que podemos asegurar que la monolatría de Ajenatón/Akhenaton con su culto a Atón no pudo influir a Am Israel, sino todo lo contrario. En todo caso el puro monoteísmo del pueblo israelita (desde el más ignorante e inculto a sus máximas élites religiosas) es la que pudo influir en el pensamiento de este faraón.

NOTAS

[1] El henoteísta no es un politeísta ni un monoteísta en sentido estricto. El henoteísmo comparte con el politeísmo la creencia en varios dioses, aunque no los considera tan dignos de veneración como el dios propio del henoteísta. Y comparte con el monoteísmo la creencia de que sólo un único dios es merecedor de adoración, aunque no niega frontalmente la existencia de otros dioses.

[2] Frank E. Eakin, Jr. The Religion and Culture of Israel (Boston: Allyn and Bacon, 1971), 70 and 263.

Arnold Toynbee (1981): Los griegos: herencias y raíces. México: Fondo de cultura económica. 1995 Pág.14 ISBN 0-19-215256-4

Frank E. Eakin, Jr. The Religion and Culture of Israel (Boston: Allyn and Bacon, 1971), 107 and 108.

John L. McKenzie, “Aspects of Old Testament Thought” in Raymond E. Brown, Joseph A. Fitzmyer, and Roland E. Murphy, eds., The New Jerome Biblical Commentary (New Jersey: Prentice Hall, 1990), 1287, S.v. 77:17.

[3] Antes de refutar el argumento de dichos historiadores y teólogos, es importante darse cuenta de la paradoja entre las distintas teorías acerca de los orígenes de Am Israel. Mientras hay autores que niegan la presencia de Israel en Egipto, su esclavitud y su salida, otros niegan que Am Israel haya aportado el monoteísmo a la humanidad y lo atribuyen a la influencia de la monolatría que Am Israel aprendió en Egipto.

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