Dedicado a la elevación del alma de David ben Leah z¨l & Warda bat Farida z¨l
[Parte III]
Por: Dr. Yitzhak Calafi
Si yo mismo no me ocupo de mí, ¿Quién se ocupará de mí?
Y si lo hago por mí solo ¿Qué valgo?
Y si no lo hago ahora (que tengo la oportunidad) ¿Cuándo?
Mira también los primeros artículos de la serie:
1. Si nosotros los judíos no nos ocupamos de Israel, ¿Quién se ocupará de Am Israel?
2. Si únicamente lo hacemos por nosotros mismos, ¿Qué valemos?
3. Y si no lo hago ahora (que tengo la oportunidad) ¿Cuándo?
Ahora vivimos en una época en el que la República Islámica de Irán y el totalitarismo islámico piden explícitamente destruir Israel, como no hace muchas décadas los nazis edomitas exigían destruir el judaísmo y al judío, otorgándose el derecho sobre quien podía vivir y quien tenía que ser exterminado.
Hoy el régimen de los mulás de Irán se otorga el derecho de decidir que nación tiene el derecho de existir y quien tiene que desaparecer. La carrera armamentística nuclear de Irán, su mecenazgo del terrorismo y del palestinismo, y la exaltación del odio judeofóbico no sólo no es contundentemente rechazado sino que es justificado por los hijos de Esav. La misma historia de Esther se repite hoy en día.
Así como Ajashverosh no sabía que su esposa era judía, ni le interesó saber sobre su origen y linaje, Occidente ignora el gran aporte de los judíos a la Civilización, no sólo de la escritura hebrea que pasará a la griega y de esta a la romana. [14] , o la división del tiempo, como la semana de siete días y un día de descanso semanal, o entre multitud de hechos, como por ejemplo, la financiación de la primera universidad en la antigüedad, en Alejandría, así como un largo y extensísimo historial de avances para la humanidad en su conjunto hasta llegar al enorme porcentaje de Premios Nobel y los grandes pensadores de los siglos pasados. Tres de los cuatro pensadores más influyentes en los dos últimos siglos eran judíos –K. Marx. S. Freud, A. Einstein- y el no judío F. Nietzsche, estrechamente relacionado con judíos.
El pueblo judío ha querido asegurar la paz y la estabilidad de Occidente, como Mordejay ayudó a desmantelar el “golpe de estado” de Bigtan y Teresh.
Hamán y los diversos totalitarismos han querido erradicar a Israel de la faz de la tierra. Esther provocará que Ajashverosh no concilie el sueño después del primer día de banquete conjunto con Hamán. El rey rememora y leerá las crónicas y verá el aporte de Mordejay y la falta de honradez de Hamán y sus desleales aspiraciones a usurpar el trono. En el segundo día de banquete, Esther descubrirá su origen judío y la maldad de Hamán, éste suplica por su vida a la reina arrodillado ante su reclinatorio, y Ajashverosh culpará a Hamán de querer forzar a la reina delante de él mismo en su propia casa.
Ajashverosh pudiendo organizar un ejército en defensa de los yehudim, sólo les concederá permiso para defenderse.
En los mejores momentos de acercamiento y simpatía de Occidente hacía Am Israel le permitirá recuperar parte de su territorio, y no le ayudará a defenderse, sólo le “permitirá” defenderse bajo estrictas condiciones y limitaciones.
Esther actuó con inteligencia y astucia, no le recriminó a Ajashverosh su absoluta falta de ética por permitir perpetrar un genocidio contra los judíos, dispuesto a legitimizar a cambio de diez mil talentos de plata, como los edomitas, los hijos de Esav, le permiten al totalitarismo de turno, hoy, al islámico, los embates contra Israel a cambio de poder comprar petróleo, como el mismo rey persa estuvo presto a sufragar los costes del futuro exterminio y facilitar el ejército necesario para perpetrar el crimen.
La excusa para exterminar a Israel perdura a lo largo de los siglos: Y le dijo Hamán al rey Ajashverosh: “Hay un pueblo esparcido y disperso entre los pueblos de todas las provincias de tu reino cuyas leyes son distintas de las de cada pueblo. Tampoco cumplen las leyes del rey. Por lo tanto no le conviene al rey soportarlos. Si al rey le parece bien, decrétese que sean destruidos, y yo pagaré diez mil talentos de plata en las manos de quienes están a cargo del tesoro real para que los ingresen a él”.
Esther incitó al rey a pensar que primero irían por los judíos y después por él. Esther utilizó el argumento que más tarde verbalizaría Martin Niemöller: [15]
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.
Hemos de aprovechar ahora la oportunidad de refutar y rechazar toda lengua que se levante en juicio contra Israel [16] y También hablaré de Tus testimonios ante reyes, y no me avergonzaré. [17]
Si no lo hacemos ahora que tenemos la oportunidad ¿Cuándo será entonces? ¿Cuándo no podamos?
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