La elección de la pareja es la decisión más importante de toda la vida! Con el elegido compartirás todos los momentos de tu vida, los buenos y los mejores. Con él crearás a tus hijos, dando continuidad a tu ser. ¿En qué debes fijarte y en que no al elegir la pareja de tu vida? Cómo minimizar el riesgo de equivocaciones? A continuación veremos algunos consejos prácticos, basados fundamentalmente en la filosofía judía acerca del matrimonio y las relaciones personales.
1. No esperes que la pareja cambie después de haberte casado.
El error clásico. Nunca te cases con el potencial, lo que vale es lo real! La regla de oro es: si no estás contento con la persona así como ella es ahora, no te cases. Respecto de la espiritualidad de la otra persona, su carácter, higiene, formas de comunicación, hábitos personales, debes estar seguro de que puedes vivir con ellos en el estado en que se encuentran ahora, pues estas características son muy difíciles de cambiar y funcionan como una “bomba de tiempo”. Lo que hoy parece “molesto pero aceptable” poco a poco se transforma en algo insoportable, eterna fuente de pleitos y discusiones.
2. ¿Tienes una conexión emocional profunda con esta persona?
Para evaluar si tienes o no una conexión emocional profunda con la persona, pregúntate:
¿Me siento calmado, en paz y relajado con esta persona? ¿Puedo ser yo mismo y expresarme por completo con esta persona? ¿Me hace sentir bien sobre mi mismo? Asegúrate de que la persona con quien te cases te haga sentir de esta forma!
¿Tienes miedo de esta persona (de cualquier forma posible)? No debes sentir que tienes que monitorear lo que dices porque tienes miedo de cómo la otra persona lo verá o reaccionará. Si tienes miedo de expresar tus emociones y opiniones abiertamente, hay un problema en la relación.
Otro aspecto de sentirte tranquilo es que no sientas que la otra persona está tratando de controlarte. Comportamientos que te controlan son signos de una persona abusiva. Hay una diferencia muy grande entre “controlarte” y “darte sugerencias”. Una sugerencia está hecha para beneficiarte; un comentario que te controla está hecho para el beneficio del otro.
3. Enfócate más en el carácter que en la química.
La química enciende el fuego, pero el carácter lo mantiene quemando. Ten cuidado con el síndrome “estoy enamorado”. “Estoy enamorado” generalmente significa, “Tengo deseo”. La atracción esta ahí, pero ¿alguna vez has investigado cómo es el carácter de la otra persona? ¿Respetas y admiras a la persona? Esto no significa: “Estoy impresionado con esta persona”. Nos impresionamos con un Mercedes, pero no necesariamente admiramos a alguien porque es dueño de un Mercedes. Debes asegurarte que admiras sus cualidades, como su creatividad, lealtad, determinación, etc.
Aquí están cuatro cualidades de carácter que definitivamente tienes que revisar:
Humildad: ¿Esta persona reconoce sus errores? ¿Se siente “dueño” de la verdad? ¿Respeta las opiniones de otras personas? ¿Tiene suficiente paciencia, compasión y respeto con sus compañeros de trabajo, amigos e inclusive extraños?
Bondad: ¿Esta persona disfruta de dar placer a otras personas? ¿Cómo trata a la gente con la que no tiene la obligación de demostrarle su bondad? ¿Hace algún trabajo voluntario? ¿Da caridad?
Responsabilidad: ¿Confío en esta persona? ¿Puedo depender de esta persona? ¿Tiene establecidas metas a corto y a largo plazo?
Felicidad: ¿Esta persona se quiere a si misma? ¿Disfruta de la vida? ¿Es emocionalmente estable?
Pregúntate: ¿Me gustaría ser como esta persona? ¿Me gustaría que mis hijos se parezcan a ella?
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