Por: Iliana Berezovsky Becky Krinsky de Recetas para la vida©
¡Qué difícil es aceptar la realidad, sobre todo cuando no es lo que uno esperaba!
Nadie nos prometió un jardín de rosas, como nos recuerda el atinado y famoso título de una película (Nunca te prometí un jardín de rosas). La vida muchas veces no es lo que esperábamos, hay ocasiones que definitivamente tenemos mucho más de lo que soñamos y en otros casos nos toca vivir experiencias y pruebas que jamás nos imaginamos que íbamos a tener que afrontar. De una u otra manera la vida le ofrece a cada uno lo que necesita para crecer, desarrollar su potencial y su carácter. A veces, esto se presenta bajo desafíos muy duros y dolorosos. Cuando se aprende a aceptar las circunstancias particulares que a cada quien le toca y se tiene una actitud realista, entonces es más fácil enfrentar las pruebas de la vida y dejar ir al enojo, al resentimiento y al dolor. Esto no implica resignarse sino comenzar a hacer lo mejor que uno puede a partir de lo que tiene.
Irma vivió enojada, angustiada y deprimida por más de veinticinco años. Sentía que se había equivocado profundamente al casarse con su esposo. Su vida era muy dura, solitaria y con muchas limitaciones y carencias. Así y todo, Irma no es una mujer con mentalidad de víctima. Es una persona luchadora, una buena madre dedicada a sus hijos y a su familia, la cual para muchos es envidiable. Tiene una hija que está casada esperando un bebé con la que tiene una relación muy cercana, un hijo adolescente lleno de energía y buen humor y una niña dulce y cariñosa. Su casa está siempre arreglada y siempre se las ingenia para cocinar comida fresca y apetitosa con el poco dinero que tiene. Sus hijos rara vez sintieron los grandes problemas que había en la casa.
Su marido es un buen hombre trabajador y capaz pero sus limitaciones personales lo han llevado a tomar malas decisiones, a perder buenas oportunidades y a lastimar sin querer a las personas que más quiere.
Las circunstancias de la vida llevaron a que la pareja se distanciara y la comunicación se quebrantara. El camino más fácil para esta mujer hubiera sido dejar a su esposo, romper su familia y buscar una relación donde ella se sintiera querida, segura y contenta. Pero el camino más fácil no siempre es el correcto. Luego de haber llorado, gritado, peleado y pedido ayuda con desesperación, a Irma le quedó muy claro que si bien no tiene la vida que esperaba o que hubiera querido, tiene una vida rica en experiencias que la han hecho crecer, le han ayudado a ver el mundo con otra perspectiva y sobre todo le han enseñado que veinticinco años no se tiran fácilmente. Irma ha aprendido que querer a sus hijos y valorar a su familia implica aceptar con valor todo aquello que tiene, trabajar con pasión en lo que le gusta, buscar con realismo lo que desea y tratar de mejorar sus relaciones y su persona.
Aceptar la vida que uno tiene no es resignarse, es madurar y encontrar una razón para salir adelante con lo que se tiene.
La receta
Aceptación
Ingredientes:
- 1 pieza reconocimiento
- 1 rebanada de objetividad
- 2 tazas de valor y fortaleza
- 1 cucharada de integridad
- 1 pizca de realidad
- Ganas de vivir al gusto
Condimentos: Creatividad, positivismo y fe
Nota del chef: Luchar contra la realidad es sólo una pérdida de tiempo y energía.
Modo de preparación:
- La aceptación no implica dejar de sentir dolor. Pero el poder aceptar permite encontrar el valor para salir adelante. A pesar de que se puede tener un estado de enojo y amargura, la única posibilidad para poder continuar hacia adelante es aceptar la realidad y trabajar con esta.
- Por más injusta o inapropiada que sea cualquier situación hay cosas que no se pueden cambiar. Vivir enfrascado en el resentimiento y en el enojo sólo afecta y destruye las relaciones que uno tiene. No es fácil aceptar la realidad, sin embargo ésta es la única manera de poder vivir en el presente. La vida es lo que es, nos guste o no.
- Buscar salidas falsas o rápidas sólo lleva a conseguir soluciones temporales. Trabajar con la fuente real de los problemas conduce a un crecimiento personal valioso y abre nuevas puertas. Este esfuerzo se refleja en un presente que ofrece oportunidades para alcanzar un futuro más estable, calmo y equilibrado.
“Cuando se puede aceptar lo que se tiene hay una mejor disposición para recibir lo que te pertenece.”
*Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso escrito del editor y sin citar la fuente.
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