Un sabio con fama de hacer milagros y un poderoso terrateniente del lugar iban caminando por una vereda de un bosque. Detrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven alumno del sabio.
Terrateniente: “Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa y que inclusive puedes hacer milagros”.
Sabio: “Soy una persona vieja y cansada… ¿Cómo crees que yo podría hacer milagros?
Terrateniente: “Pero me han dicho que sanas a los enfermos y haces ver a los ciegos esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso”.
Sabio: “¿Te referías a eso?… Tu lo has dicho, esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso… no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, yo solo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, y todo el que tenga fe suficiente en D´s puede hacer lo mismo”.
Terrateniente: “Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tu haces…. muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios”.
Sabio: “¿Esta mañana volvió a salir el sol?”
Terrateniente: “Si, claro que si!”.
Sabio: “Pues ahí tienes un milagro….. el milagro de la luz”.
Terrateniente: “No, yo quiero ver un verdadero milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra…
Sabio: “¿Quieres un verdadero milagro? No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?
Terrateniente: “Si! Fue varón y es mi primogénito”.
Sabio: “Ahí tienes el segundo milagro…. el milagro de la vida”.
Terrateniente: “Sabio, tu no me entiendes, quiero ver un VERDADERO milagro”.
Sabio: “¿Acaso no estamos en época de cosecha?, no hay trigo y sargo donde hace unos meses solo había tierra?”
Terrateniente: “Si, igual que todos los años”.
Sabio: “Pues ahí tienes el tercer milagro…”
Terrateniente: “Creo que no me he explicado. Lo que yo quiero….” (el sabio lo interrumpe)
Sabio: “Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti. Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer”.
Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiro muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. Cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos el maestro le dijo al alumno: No puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día. El día que aprendas a reconocer a D´os en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas mas milagros que los que D´s te da todos los días”.
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