Por el Dr. Yitzhak Calafi
Desde los albores de las sociedades el ser humano se ha preocupado por la natalidad, favorecerla o evitarla, en definitiva para controlarla. En todas las culturas, religiones e ideologías, desde las más antiguas hasta las presentes, encontramos evidencias documentadas sobre ello.
No siempre el proceso del control de la natalidad se ha relacionado con la moral y la ética. Ha habido distintas ópticas para evaluar la licitud o ilicitud de estos actos. A lo largo de la historia el infanticidio y el abandono de recién nacidos de niños y niñas, y mayormente el femenino, ha sido una práctica habitual en diferentes culturas y pueblos como método de control de la natalidad en los diferentes pueblos desde los antiguos egipcios, fenicios, cananeos-cartagineses, babilonios, griegos, romanos, chinos, indios (de la India), germanos, teutones, cimbrios, celtas, galos, britones, escandinavos, en los pueblos de la América precolombina, nativos australianos, y tantos otros pueblos de la tierra hasta la fecha en muchos países.
[1] El asesinato de niños también servía como sacrificio a los dioses y en otros casos era empleado como método terapéutico para dolencias, o como técnica de selección natural en la Antigua Esparta y en la Alemania nazi.
[2] En el Antiguo Egipto se consideró que la sangre era un tratamiento bien como bebida o como un baño; por lo que se requería la sangre de niños o vírgenes, y se empleaba la sangre de niños a los que se les degollaba con el objetivo de curar la lepra ya que se creía que el baño con sangre de niños degollados podría curarla. Los baños de sangre fueron prescritos por los médicos para tratar esta enfermedad hasta la Edad Media en Europa. Esta práctica habitual en el Antiguo Egipto parece haber sido desarrollada independientemente también en China. La sangre se utilizó hasta al menos el año 1790, pero se había sustituido por la de perro, lo que fue mencionado en De Secretis Naturae. Paracelso recomendó el uso de la sangre del cordero y a veces se usó la sangre de cadáveres. [3].
En Occidente, en el año 374 EC la Iglesia Católica prohibió el infanticidio, modalidad característica de la Antigüedad hasta el siglo IV EC como método anticonceptivo y fue reemplazado por el abandono como forma peculiar de vínculo paterno-filial entre los siglos IV y XIII EC, junto con la entrega a las ama de crianza, la cesión en adopción y la internación en conventos o monasterios.
[4] En 318 EC el Emperador Constantino consideró al infanticidio un crimen, y en 374 EC el Emperador Valentiniano ordenó que se criaran a todos los niños (el expósito de bebés, especialmente de niñas, aún era común).
El Concilio de Constantinopla declaró que el infanticidio era homicidio, y en 589 EC el Tercer Concilio de Toledo tomó medidas en contra de la costumbre hispanorromana, que aún perduraba en la época visigoda, de matar a sus propios críos.
[5] La prohibición de la Iglesia Católica no evitó que los cristianos europeos siguieran practicando el infanticidio y que recién a partir del nacimiento de la Pediatría en el siglo XVIII disminuyera la mortalidad infantil.
El abandono continuó, como puede verse en el registro literario y en los documentos legales. Según William L. Langer, el expósito en la Edad Media “fue practicado en una escala gigantesca y con absoluta impunidad, señalada por los escritores con la más frígida indiferencia”. [6] Aún a finales del siglo XII, señala Richard Trexler, mujeres parturientas de la ciudad de Roma tiraban a sus recién nacidos al Río Tíber incluso a la luz del día. [7] Ni la ley ni la opinión pública veían nada inmoral o incorrecto en el infanticidio en la Antigua Grecia o en Roma. Los grandes filósofos tampoco.
Platón justificó el aborto, el infanticidio y la eutanasia por razones del Estado ideal que él elaboró. Según él, el Estado constituía el valor supremo entre los hombres. A él están dirigidas y subordinadas todas las virtudes del hombre. El valor más alto dentro del Estado es la Justicia. Si el Estado es el valor más alto y mejor, entonces a los futuros ciudadanos no deberá permitírseles vivir, a menos que puedan servir los intereses de éste. Los deberes individuales están subordinados al alto deber de servir al Estado.
Platón autoriza el aborto como parte de un programa eugenésico. Este programa vincula las estrictas reglas del matrimonio con el propósito final de producir un tipo humano lo más perfecto posible que pueda servir a todo el Estado. Platón favorecía, además, el infanticidio, con el propósito de producir la mejor clase de los guardianes posible. Recomendaba deshacerse de las criaturas defectuosas o, en todo caso, ocultarlos en algún lugar secreto e incierto.
Aristóteles sostendrá conceptos parecidos a los de Platón para justificar el infanticidio, agregando además, otro motivo: la sobrepoblación del Estado. Esta última transforma al aborto y el infanticidio, según su opinión, en un acto moralmente legítimo y justificado. Aristóteles descubre la relación causal entre la sobrepoblación y la pobreza del Estado que, a su vez, origina conmociones sociales que ponen en peligro la estabilidad del mismo. Por eso es necesario, para Aristóteles regular el crecimiento de la familia como una especie de defensa moral que hace el Estado sobre si mismo.
El Infanticidio es justificable para Aristóteles cuando un infante nacía deforme. La clase y grado de deformidad que éstos presentaban no estaban especificados en ninguna parte. Aún cuando no hay una norma al respecto hay que señalar que él alude reiteradamente la importancia que posee un cuerpo sano y bien constituido, como asimismo, el que se tenga pleno ejercicio de las facultades mentales, en caso de no reunir estas condiciones era ético y justificable el infanticidio.
[8] El abandono del recién nacido en el expósito se practicaba extensamente en Grecia y Roma. El primer filósofo del período helenístico en pronunciarse en contra de ello fue Filón el Judío. Una carta de un ciudadano romano a su esposa, fechada en el año 1 antes EC, muestra la naturaleza casual con la que el infanticidio era visto: “Has de saber que sigo en Alejandría. […] Te pido y ruego que te hagas de buen cargo de nuestro hijo bebé, y tan pronto como reciba el pago te lo enviaré. Si das a luz antes de que regrese a casa, si es varón, mantenlo; si es una niña, deséchala.”
En algunos períodos de la historia de Roma era tradicional que el recién nacido fuera traído al pater familias, el patriarca familiar, quien entonces decidiría si el niño iba a mantenerse y a criarse, o si sería dejado a morir por expósito. Las Doce Tablas de la ley Romana le obligaban a matar al niño que naciera deforme. El infanticidio llegó a ser un crimen capital en la ley romana en 374 EC, pero a los ofensores raramente se les perseguía. [9]
La cultura occidental está cimentada en el pensamiento greco-romano. En la Antigua Roma los niños podían ser abandonados nada más nacer si el padre consideraba que no era adecuado conservarlos. Incluso los romanos, que en principio debían conservar a todos sus hijos varones (así la ciudad se aseguraba un buen número de soldados) no veían problema en conservar tan solo a una niña y se asombraban de que los judíos conservaran a todos los hijos que tenían. En todo caso, tanto en Grecia como en Roma, las leyes prescribían que un niño deforme o monstruoso debía morir. Si el padre no aceptaba al niño, éste era expuesto en algún lugar determinado. En la ciudad de Roma había delante del templo de la Pietas una columna lactaria para depositar los niños no deseados. Generalmente eran recogidos por personas que comerciaban con esclavos o regentaban burdeles. Las madres que habían parido los bebés no tenían nada que decir en esta decisión hasta que dos Senados consultivos, uno de época de Trajano (SC Placianum) y otro de época de Adriano, dan a la mujer el derecho a exigir al marido que no rechazase al hijo. La decisión podía no ser tomada siempre por el padre de la criatura, sino por el paterfamilias.
El infanticidio afecto sobre todo a las niñas. En Roma se prescribía que se debía criar a los hijos, pero solo era necesario criar a una muchacha. Esto puede explicar el nombre único que recibían las niñas durante la República. De hecho un autor griego de la Comedia Nueva, Podisipo, afirmaba que un hijo lo cría el que es pobre pero que una hija la expone hasta el que es rico. Esto hacía que hubiera una desproporción entre hombres y mujeres que facilitaba el matrimonio a la mujer, haciendo impensable que se quedase soltera. La desproporción se veía agravada por las muertes en el parto que no se compensaba ni siquiera con las muertes de varones en las guerras. Cuando murió el Emperador Germánico la plebe apedreó los templos y abandonó a sus hijos como protesta contra los dioses. [10]
Roma fue considerada la civilización más sofisticada de su época, a pesar de ser la más cruel. En más de doscientos lugares a través de su Imperio, los romanos mataban a la gente por deporte, abandonaban a gran número de sus bebés. No se puede confundir sofisticación cultural y tecnológica con estándares morales. A lo largo de la historia muchas de las civilizaciones más avanzadas estuvieron entre las más crueles, como el caso de Alemania hace ocho décadas.
Los antiguos griegos y romanos se asombraban de que los judíos conservaran a todos los hijos que tenían
Sabemos que la Torá tiene una antigüedad mayor a 34-35 siglos, todas las leyes humanas han cambiado desde entonces, pero las lecciones éticas de la Torá siguen siendo extraordinariamente vigentes y eternamente ciertas. En la tradición hebrea, ya desde nuestro Patriarca Abraham, hace unos 38 siglos, los niños son el centro de la vida familiar, comunitaria y nacional. Todo gira alrededor de los niños y se hace de ellos nuestra prioridad. El judaísmo ve la infancia como un período de pureza, alegría y belleza para ser valorado y apreciado.
El Talmud afirma que “la infancia es una guirnalda de rosas” y que “el aliento de los niños está libre de pecado” (Talmud de Babilonia, Shabat 152, 119). El judaísmo reconoce que un niño no tiene la capacidad cognitiva de distinguir completamente el bien del mal, el padre tiene la responsabilidad última de guiar al niño. Como muy bien explica Rabbi David Rosen, Director Internacional de Asuntos Interreligiosos de AJC y su Instituto Heilbrunn para el Entendimiento Interreligioso Internacional [11], el Eterno ordena, mandato con recompensa, en Devarim 11:18-20: “Por lo tanto pondréis esta Mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, … Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando acerca de ellas cuando estéis sentados en vuestra casa, cuando anduviereis por el camino, cuando os acostareis y cuando os levantareis. … a fin de que alargues tus días y los días de tus hijos sobre la tierra.” El Eterno también ordena en Mishlei 1:8:“Escucha hijo mío la instrucción de tu padre, y no abandones las enseñanzas de tu madre”.
En el pueblo judío los niños son fruto de la confianza divina y garantes del futuro. Así leemos en Tehilim 127:3:“los hijos son una herencia del Señor. El fruto del seno es una recompensa”, y en Mishlei 17:6: “La corona de los ancianos son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres”. En la antigua tradición homilética, leemos que Rabí Meir dijo: “Cuando los Hijos de Israel estuvieron en el Monte Sinai para recibir la Revelación Divina, el Eterno les dijo: “Traedme buenos garantes para que guardéis mi Revelación y luego os la daré”. Ellos respondieron: “Soberano del Universo, nuestros antepasados serán nuestros garantes”. D-s les dijo: “Vuestros mismos garantes necesitan otros garantes, porque no han sido sin culpa.” Ellos respondieron, “nuestros profetas serán nuestros garantes.” D-s respondió: “También ellos no han sido sin culpa.” Entonces los israelitas dijeron: “Nuestros hijos serán nuestros garantes”, a lo que D-s respondió: “En verdad estos son buenos garantes. Por ellos os daré la Revelación. ‘” (Cánticos Rabba, 1: 4).
Para el judaísmo todos y cada uno de los seres humanos son creados a imagen de D-s, la vida humana es por lo tanto sacrosanta y el Talmud (Shabat 15b) ordena en consecuencia que: “Se profana el Shabat por causa de un bebé de un día, pero no por un cadáver, incluso el del David, Rey de Israel”.
La santidad de la vida humana se aplica al niño/a tan pronto como él o ella nace. La necesidad de permitir que cada niño reconozca su propia dignidad y valor se expresa en la enseñanza de que “todo individuo debe percibir que el mundo ha sido creado por su propio bien” (Talmud de Babilonia, Sanedrín, 38). Como consecuencia lógica de esta concepción, cada niño tiene derecho a ser amado y cuidado para que tenga la posibilidad de desarrollarse a su máxima capacidad. La ley judía especifica que los derechos de los niños son la obligación en primer lugar de los padres naturales, pero que en su ausencia, incapacidad o fracaso, se convierten en responsabilidad de la comunidad. Estos incluyen no sólo el derecho a la vida, la dignidad y la libertad; sino también para ser dotado de las habilidades para sobrevivir a los peligros naturales, así como para ganarse la vida y ser auto sostenible. También incluyen el derecho a establecer un hogar conyugal independiente al llegar a la madurez (lo que requiere la provisión de una dote para una niña), así como los derechos de propiedad (Talmud de Babilonia, Kiddushin, 30), Joshen Mishpat.
Mientras que las necesidades más básicas que los padres y la comunidad deben proporcionar a los niños son las de la comida, el vestido y la protección (Talmud de Babilonia, Ketubot 49, Maimónides, Yad, Hiljot Ishut, 12) la educación tiene un lugar especial de importancia (Mishná, Chagigá 1: 2, Talmud Babilónico Sukkah, 42 y Shabat, 121) como proporcionar los valores por los cuales los niños aprenden a vivir una vida santa, espiritual y moral y, posteriormente, transmitir la Herencia a las generaciones futuras.
El abuso de los niños está totalmente prohibido incluso a los padres y los profesores con buenas intenciones. Esto se aplica especialmente a los huérfanos para quienes la comunidad es responsable de sus necesidades (Talmud Babilónico Ketubot, 50);
Maimónides (Hiljot Deot, 6: 10) declara: “Una persona debe prestar especial atención a su comportamiento hacia las viudas y los huérfanos, porque sus almas están sumamente deprimidas y sus espíritus bajos. Incluso si son ricos, incluso si son la viuda y los huérfanos de un rey, estamos especialmente ordenados acerca de ellos, como está escrito: “No afligirás a ninguna viuda u huérfano.”(Shemot 22:21) ¿Nos conducimos hacia ellos? No se puede hablar con ellos sino de una manera tierna. Hay que mostrarles cortesía; no se debe lastimar físicamente con duro trabajo, ni herir sus sentimientos con el discurso duro. Hay que cuidar su propiedad más que la propia. Quien los irrita, los provoca a ira, los duele, los persigue o les hace perder dinero, es culpable de grave transgresión, y más aún si uno los golpea. El que creó el mundo por su palabra hizo un pacto con las viudas y los huérfanos que cuando gritan a causa de la violencia son respondidos; como está escrito: “Guardaos de afligirlos de alguna manera, porque si claman a Mí, ciertamente oiré su clamor” (Shemot 22:22).
Esta importancia del cuidado de los huérfanos en el judaísmo se expresa maravillosamente en la antigua homilía rabínica (Shemot Rabá 45) que describe al Todopoderoso mostrando a Moshé todos los tesoros preparados en el Cielo por los justos y diciéndole que el tesoro más valioso está reservado para aquellos que traen hasta los huérfanos. Además del valor intrínseco del niño y de nuestras responsabilidades en consecuencia, el judaísmo reconoce que el bienestar de la sociedad en su conjunto está determinado por nuestro trato hacia los niños. Por otra parte, así como éramos beneficiarios de tal consideración, estamos obligados a demostrarlo para las generaciones futuras. En este sentido, el rabino Yojanan relata en el Talmud la historia de un hombre que plantó un algarrobo, que se sabe que da fruto sólo después de setenta años. Cuando le preguntaron si pensaba que viviría para comer del árbol, el hombre respondió: “Estoy haciendo como mis antepasados lo hicieron. Así como ellos plantaron un algarrobo para sus hijos, estoy plantando para mis hijos.” (Talmud de Babilonia, Ta’anit, 23).
Excepto Am Israel, todas las naciones han practicado habitualmente a lo largo de sus trayectorias históricas el infanticidio como método de control de nacimiento, y todavía las hay que lo siguen practicando, así como los malos tratos y abusos de los niños, como actualmente los niños soldados o los sacrificios de niños perpetrados por los yihadistas a su concepto de divinidad. [12]
El sacrificio de niños, el abandono de estos o su exposición o los abusos no se han dado en Am Israel no sólo porque la matrilinialidad judía eleva el estatus de las niñas en el judaísmo, sino por que la Constitución legal de Am Israel es la Torá que ha resistido el paso del tiempo, porque fue entregada por el Eterno y las lecciones de la Torá siguen siendo vigentes y eternamente ciertas.
NOTAS
[1] El infanticidio femenino era, y es aún, más habitual. Resultaba “lógico y normal” para la mentalidad y moral ya que la hija era una carga. Criarla, educarla y proveerla de una dote, saliendo del grupo familiar al casarse, justo cuando empezaban a ser productivas y llevándose consigo parte del patrimonio sin aportar nada a cambio. Las únicas ventajas de criar a una hija eran las posibles alianzas que podían crearse con su boda, o, si era la primogénita, asegurarse un heredero hasta que naciese un hijo varón, lo que podía ser útil en caso de una familia acomodada e influyente, pero que iba perdiendo atractivo según se descendía en la escala social.
http://guiactual.guiadelmundo.org.uy/informes/informe_44.htm
Los antiguos griegos, romanos, vikingos, celtas, la América precolombina, sacrificaban niños a sus respectivos dioses
El sacrificio de niños fue practicado por los galos, celtas y los irlandeses. “Mataban a las infelices y miserables criaturas con mucho lamento y riesgo, para regar la sangre alrededor de Crom Cruach”, una deidad pre-cristiana de Irlanda. A diferencia de otras regiones europeas, en la Edad Media la madre alemana también tenía el derecho de abandonar al neonato. En Gotland, Suecia, los niños también eran sacrificados. En Rusia, los campesinos sacrificaban a sus hijos al dios pagano Perún. Aunque las leyes eclesiásticas prohibían el infanticidio, solía practicarse. Algunos habitantes de las zonas rurales tiraban a sus hijos a los puercos. En Kamchatka, a los bebés se les mataba y tiraban el cadáver a los perros salvajes. El explorador norteamericano George Kennan señaló que entre los Koryaks, un pueblo Mongoloide de Siberia del noreste, el infanticidio aún era común en el siglo XIX. Uno de los gemelos siempre era sacrificado.
[2] “Al recién nacido, no estaba autorizado su progenitor para criarlo, sino que, cogiéndolo, debía llevarlo a cierto lugar llamado lésche, en donde, sentados los más ancianos de los miembros de la tribu, examinaban al pequeño y, si era robusto y fuerte, daban orden de criarlo, tras asignarle un lote de los nueve mil; pero si es mirriadi e informe, lo enviaban hacia las llamadas “apótetas” (el término significa “lugar de abandono”), un lugar barrancoso por el Taígeto, con base en el principio de que, ni para uno mismo ni para la ciudad, vale la pena que viva lo que, desde el preciso instante de su nacimiento, no está bien dotado ni de salud ni de fuerza” Plutarco, Vidas paralelas. Licurgo.
[3] Demaitre, Luke (2007). Leprosy in premodern medicine: a malady of the whole body ([Online-Ausg.]. ed.). Baltimore: Johns Hopkins Univ. Press. p. 268. ISBN 9780801886133.
http://www.archive.org/stream/growthofmedicine00buckuoft/growthofmedicine00bucuoft_djvu.txt
http://www.history.com/news/history-lists/7-unusual-ancient-medical-techniques
http://www.bbc.co.uk/history/ancient/egyptians/health_01.shtml
[4] Intebi, Irene (2007). La niñez a lo largo del tiempo, capítulo 2 en Abuso sexual infantil en las mejores familias. Granica 2008, Argentina, ISBN 978-950-641-252-4.
[5] Radbill, Samuel X. (1974), «A history of child abuse and infanticide», en Steinmetz, Suzanne K. & Murray A. Straus, Violence in the Family, NY: Dodd, Mead & Co., pp. 173-179.
[6] Langer, William L. (1974). “Infanticide: a historical survey”. History of Childhood Quarterly 1: 353-366.
[7]Trexler, Richard (1973). «Infanticide in Florence: new sources and first results». History of Childhood quarterly 1: 99.
[8] En La Política, libro VII, 1335. b 20 dice: “En cuanto a la exposición o crianza de los hijos, debe ordenarse que no se críe a ninguno defectuoso, pero que no se exponga a ninguno por causa de los muchos hijos, en el caso de que la norma de las costumbres prohíba rebasar cierto límite; la procreación, en efecto, debe limitarse, pero si algunos tienen hijos por continuar las relaciones más allá del término establecido deberá practicarse el aborto antes de que se produzcan en el embrión la sensación y la vida, pues la licitud o ilicitud de aquél, se definirá por la sensación y la vida”.
http://www.scielo.org.co/pdf/rlb/v11n1/v11n1a09.pdf
http://www.archivosgenbriand.com/cronologia_hijos_olvido.html
[9] Philo (1950). The Special Laws. Cambridge: Harvard University Press. pp. III, XX.117, Volume VII, pp. 118, 551, 549.
[10] http://moreprod.blogspot.com.es/2014/01/aborto-e-infanticidio-en-grecia-y-roma.html
[11] How Children are Valued in the Jewish Tradition – Rabbi David Rosen
INFORME SACA A LUZ EN IRLANDA MILES DE ABUSOS DE RELIGIOSOS A MENORES. DUBLÍN. 20-05-09. EL PAIS.COM
Miles de menores fueron objeto de abusos sexuales y torturas físicas y psíquicas en instituciones estatales regentadas por religiosos católicos en Irlanda durante casi 70 años, según un informe elaborado por una comisión gubernamental del país que no incluye nombres de los supuestos pederastas. Los abusos, una situación que el documento calificó de “endémica” en este país, provocaron que varias generaciones de niños y niñas entregados al cuidado del Estado viviesen “a diario el terror” de los castigos corporales. []
https://es.wikipedia.org/wiki/Asilo_de_las_Magdalenas
Pulso entre la FARC y el gobierno para que la guerrilla entregue a los niños soldado
http://www.elmundo.es/internacional/2017/01/26/588a28fce5fdeadf6e8b4586.html
Bebés empleados en ataques islamikazes
http://www.religionenlibertad.com/bebes-empleados-ataques-islamikazes-54480.htm
Be the first to comment