Nuestra vida está llena de momentos “neutrales”, es decir, tenemos algunas grandes alegrías, tenemos momentos tristes, pero esencialmente la vida sigue su curso normal, sin grandes emociones simplemente la rutina del día a día. Januka nos enseña la formula para transformar estos momentos ordinarios en instantes de una profunda y verdadera alegría. ¿Cómo?

La respuesta está en los dos conceptos centrales de Januka: Reconocimiento y Agradecimiento. De todos los temas y asociaciones ligadas a Januka, el agradecimiento que deriva de un profundo reconocimiento de que D´s es la fuente de toda victoria es lo principal. Este es el motivo por lo cual decimos el Halel completo los 8 días de Januka, por eso en el Modim y el Bircat Hamazon, “par excellence” plegarias de agradecimiento, añadimos el Al Hanisim. En dos palabras Januka es reconocer y agradecer.

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La persona que se pone a pensar, fácilmente reconoce que todo lo que tiene, desde la vida misma hasta la más importante de sus posesiones, desde su salud hasta la salud de sus hijos, es un magnifico regalo de D´s.

Reconocer la bendición de D´s en todo lo que tenemos y hacemos, debe automáticamente llevarnos al agradecimiento. El agradecimiento es uno de los pilares de la personalidad judía. No es por casualidad, que la primera palabra que un judío debe decir cada mañana es “mode ani” – “yo agradezco”. Empezar el día reconociendo las dádivas que recibimos nos llena de alegría y motivación.

Agradecer no es solo una cuestión de buenos modales. Si quiere ser feliz en sus relaciones, debe tener la humildad suficiente para reconocer que los demás no le deben nada, aún cuando se comprometieron bajo la jupá a ser fieles conjugues. Menos le deben sus amigos, su jefe, sus empleados, o cualquier otra persona. Aprende a valorar y por ende agradecer, hasta el más mínimo favor, la más ínfima acción, así todo lo que reciba siempre le llenará de alegría.

Recuerda: su felicidad se multiplicará cuando aprendas a decir “gracias”, de todo corazón.

Januka nos motiva a ser gratos, a querer lo que tenemos, a apreciar cada instante de nuestras vidas, pues cada uno de ellos es un regalo divino, una nueva oportunidad para llegar a la plenitud de nuestro ser.

Januka Sameaj