Por: Rabino David E. Tabachnik
¡Oh D’os, tanto derrame de sangre inocente! Estamos supuestamente creados a Tu Imagen, pero
¡Cómo la hemos distorsionado!
Cuando recordamos actos bestiales de pueblos, nos avergüenza ser humanos.
Cuando leemos sobre la nobleza de las víctimas, nos enorgullecemos de ser judíos.
D’os, enséñanos a honrar a nuestros mártires, vigilando alertas la defensa de nuestro pueblo y luchando contra la crueldad, la persecución y el odio.
Pero, ¿es que seguirá la crueldad? ¿Deberá ser siempre viciosa la forma humana?
¡NO!
Rehusamos dar odio como última palabra, pues hemos conocido el poder del amor.
Rehusamos creer que la maldad prevalecerá, porque hemos sentido la fuerza de la bondad.
Rehusamos premiar a la maldad con la última victoria, porque creemos en Ti.
Por eso, ayúdanos Oh D’os!, a extraer fuerza de nuestra fe, para que donde haya odio podamos traer amor, donde haya dolor, traigamos alivio, donde haya oscuridad, traigamos luz y donde hay desesperación, la truquemos por esperanza.
Donde hay discordia, traigamos armonía donde haya conflicto traigamos paz.
Haz de éste, un mundo mejor y empieza con nosotros.
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