Por Daniel Shwedel, director de contenidos de Centro Kehila
Conoce al More que cruza un continente para llegar al colegio y se transporta a un mundo de educación Judía.
Este mes en el Centro Kehila queremos dar homenaje a un More muy querido y muy respetado por sus alumnos. ¿Cómo ganó la admiración de sus alumnos? El Rabino Meir Fuksman, director del colegio Magen David Academy de Panamá nos reveló el secreto. Este More hace su trabajo con una verdadera sensación de “Shlijut” (misión) y por ende hace su trabajo con mucho cariño. Este es el famoso More Iejezkel Ravel, coordinador del bachillerato de Magen David Academy.
En nombre del Centro Kehila te agradezco mucho por esta entrevista. Oí mucho acerca de tu labor como Moré y tu dedicación para los alumnos. ¿En qué punto de tu vida decidiste que quieres ser Moré?
Hola, Daniel, gracias al Centro Kehila por este honor. ¿Cuándo decidí ser Moré? Esa es una buena pregunta. Sinceramente creo que el ser moré no es algo que se decide, simplemente Hashem te escoge. Puede ser que algunos Morim piensen que ellos eligen serlo y se preparan mucho y Morim que reconocen que hay algo más allá, ese también es mi caso.
¡Qué increíble respuesta! Estoy seguro de que este profundo sentimiento de haber sido escogido para una misión tan importante es el secreto de tu éxito como educador. Pero si no escogiste ser Moré ¿Cómo llegaste a ser More?
Cuando yo y mi esposa nos casamos vivíamos en Miami. Ahí yo trabajaba para Yossi Smierc un gran amigo que es Sheliaj (emisario) de “Jabad” en la zona. Nosotros organizábamos actividades, clases especiales y shabatonim para jóvenes y adultos y teníamos mucho éxito. Sin embargo, por alguna razón no nos sentíamos satisfechos, algo nos hacía falta. Hablamos con nuestro Rabino y él nos aconsejó que nos involucremos en Jinuj (que seamos Morim). Cuando escuchamos su consejo nos dio riza ya que mi única experiencia como maestro fue cuando le hice un favor a un amigo al suplirlo. Yo estaba terminando la Smija (ordenación rabínica) y nunca se me había ocurrido enseñar a niños.
A pesar de que no me pareció lógico el consejo del rabino llegue a ser More. Lo que sucedió fue que mi esposa no quería seguir viviendo lejos de su familia, y empecé a preguntar qué oportunidades laborales había en Panamá. Interesantemente al día siguiente me pasaron el contacto de una escuela que buscaba un moré. A la semana ya estábamos en Panamá conociendo el ambiente y a los 3 meses nos mudamos con un nuevo trabajo. ¿Yo decidí? No creo… todo vino de arriba.
Es increíble pensar cómo D´os te coloca en el lugar más inesperado, sin embargo, a veces el lugar más inesperado es el lugar ideal. Saliste de Miami y llegaste directamente a Magen David Academy en Panamá ¿Qué tiene de especial ese colegio?
Lo que tiene de especial es que cada día que venimos a la escuela pasamos de América del Sur a América Central. Cruzamos el canal de Panamá donde se dividen los dos continentes. ¿Qué tiene que ver esto? Justamente, Magen David Academy es eso mismo. Salimos de la ciudad, nos metemos en un oasis donde lo único que importa es la educación judía. Los problemas que uno tiene, los deja atrás, en el otro continente, aquí venimos a conectarnos, a una nueva realidad.
En Magen David Academy uno se siente que es parte de una gran familia. Los alumnos graduados vuelven al día siguiente a saludar pues ya extrañan, otros vuelven a colaborar. Cuando ellos tienen vacaciones de la universidad, me envían mensajes para preguntar cuando pueden pasar por la escuela, o cuando podemos organizar un shiur. Ellos extrañan ese sentimiento de familia y realmente lo necesitan.
En el Centro Kehila creemos firmemente que para ser un buen Moré tiene uno que entender el mundo de los jóvenes que uno educa. Mencionaste que vivías en Miami ¿cómo llegaste a conocer la educación judía en América Latina?
La verdad es que de pequeño yo también tuve una educación judía latinoamericana. Nací en Buenos Aires, Argentina y crecí en una casa tradicionalista pero no muy observante. De pequeño comencé a estudiar en el colegio Beth El y más adelante mis padres me cambiaron a mí y a mis hermanos al colegio Tarbut.
¿Cómo llegamos a Estados Unidos? Cuando estaba en secundaria, la crisis en Argentina era grave así que mis padres decidieron probar su suerte en USA, Hashem nos había regalado la Green Card. Cuando nos mudamos ya no estaba en discusión el tema de asistir una escuela judía ya que las escuelas privadas eran impagables, así que asistimos escuelas públicas. En esos colegios se cortó un poco nuestra educación judía, sin embargo, yo siempre digo que gracias a eso despertó dentro de nosotros la sed por saber más sobre nuestro judaísmo.
Dices que el estudiar en una escuela pública te despertó la sed por saber más. Nosotros en el Centro Kehila siempre nos preguntamos ¿Cómo puede un Moré en un colegio judío despertar en sus alumnos el deseo de profundizar acerca de su judaísmo?
Para mí la respuesta es pasión, pasión y pasión. Estás enfrente de unos niños o jóvenes, que Hashem movió el cielo y tierra para ponerlos en tu kita (salón de clases). ¿Qué estás esperando? Hay que estar apasionado por la idea, esos 40 minutos, o lo que tienes de clase son únicos, hay que poner todo, como si fuera la gran final del mundo. A mí me gusta definirlo a así; la clase de judaísmo es el momento más importante de la vida. Si uno lo vive de esa manera contagia, los niños lo sienten, los jóvenes se impactan, y cada minuto deja huella.
Además, para que un More tenga éxito tiene que tener una buena relación con los alumnos. Hoy en día ya la ciencia lo dice, una buena relación es fórmula perfecta para la educación. Hay que saber sonreír, saber dedicar tiempo a cada uno, mirar a los estudiantes a los ojos, escucharlos, crear el vínculo, pero nunca dejar de ser auténtico, ellos perciben cuando estamos actuando y pretendiendo ser alguien que no somos.
Creo que lo podemos resumir en dos puntos. 1) Cuando entramos a la kita (salón de clases) hay que emanar alegría ya que la alegría se contagia y ayuda formar una buena relación con los niños y jóvenes. 2) Buscar lo bueno que tenemos y explotarlo, siendo auténticos realmente podemos brillar. Después de todo si Hashem nos escogió para ser morim es porque vió en nosotros mismos algo que es bueno para el jinuj.
No siempre es fácil entrar al salón de clases con tanta alegría y con tanta energía. ¿Dónde encuentras la inspiración cuando la necesitas?
A veces me pasa que empiezo a buscar en un libro o el otro, o busco algún artículo. Pero siempre encuentro la inspiración dentro de mí. Pasa que siendo More uno se siente muy cargado, presionado con los tiempos y no se siente que está preparado. Es importante tomar un tiempo, relajarse, pensar en lo importante de la Shlijut (la misión). Uno fue enviado por Hashem para educar a estos niños… ahí es cuando todo empieza aclararse y uno gana la confianza y las ganas.
Ya que lograste entrar al salón de clases con alegría y con energía ¿Cuál es el mensaje principal que tratas de dar a tus alumnos?
Trato de transmitir orgullo de ser Yehudi. Me gusta hacerlos sentir especial, conectarlos con las mitzvot con alegría, que sepan lo importante que son para Hashem.
¿Qué consejo puedes darle a un Moré que está comenzando su trayectoria?
Yo creo que siempre es importante tener cuentos. En jinuj (la educación) los cuentos son fundamentales y a los niños les fascina. La verdad es que los cuentos tienen un gran impacto también sobre los jóvenes a pesar de que no expresen sus emociones como los niños. Estarás de acuerdo que los cuentos abren el corazón y la mente para afrontar nuevas ideas.
Si pudieras visitar una época en la historia judía cuál visitarías?
No vuelvo atrás. Aquí estamos ahora y de aquí a Yerushalaim. Somos una generación ambiciosa, estamos invadiendo el mundo con Torá y Mitzvot, ya estamos cerca de la Gueulá (redención) pensar en volver atrás solo nos quita tiempo.
Esa es una postura interesante. ¿Si pudieras vivir en Israel donde escogerías vivir?
Vivir en Israel es un sueño. Como tremendo sionista que soy creo con fe completa que Mashiaj puede llegar hoy y estaremos en Israel pronto. Soy Leví, o así dicen mis antepasados, creo que nos tocará vivir cerca del Bet Hamikdash. A diferencia de las demás tribus, los leviim no tenemos un territorio fijo en la tierra de Israel, nuestra porción es Hashem. Esto es quizás para que podamos viajar y estar por todos lados, siempre me gustó viajar. Se puede poner todo Israel en un metro cuadrado y dormir arriba de él. Escoger una porción de Israel… mejor todo, ¿no?
Lo más bonito del judaísmo es…
Son los Yehudim… Cada Yehudi es especial. Cada Yehudi es una obra maestra del Creador del Mundo… No hay más bello que un Yehudi
Tu sueño es..
Que venga Mashiaj Ya!
¿Cuál es tu libro favorito?
¡El Tanaj! Cada Pasuk (versículo) es vida. No existe comparación obviamente, un autor Eterno con autores mundanos. En la mesa de Shabbat tomamos un Jumash con mefarshim (comentaristas) hacemos preguntas y nos pasamos leyendo todas las interpretaciones. No hay mayor placer que ese.
¿Cuál es tu pasión?
Estudiar Tora y enseñarla.
¿Cuál es tu mayor miedo?
A veces duermo mal cuando no tengo una clase preparada, tengo pesadillas con todas las cosas que podrían suceder en la clase, no descanso, me levanto temprano y lo preparo. No sé si es un miedo, creo que aprendí la lección. Mejor irse a dormir tarde pero saber que al día siguiente uno puede pararse frente Hashem con seguridad.
¿A quién te gustaría agradecer?
Hay mucha gente que me gustaría agradecer, aunque a muchos les agradecí personalmente. A mi rabino Yehuda Kovacs que me lanzó al jinuj como se lanza a alguien de paracaídas. A mi esposa que siempre confió en mí. A mis directores que siempre serán ejemplo y guías, Moty Cohen, Guilad Merlin, Meir Fuksman, Mrs. Martha. A mis colegas Morim que siempre están dispuestos a dar una mano. Y especialmente a mis alumnos que me enseñan cada día más de lo que yo puedo enseñarles.
More Iejezke, en nombre de Centro Kehila te agradezco muchísimo por esta entrevista.
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