Conoce a Tzipora Alfie: El abuelo que encendió una llama que trascede el aula y llega al corazón de los alumnos

El abuelo que encendió una llama que trascede el aula y llega al corazón de los alumnos.

¿Cuántas Morot conocen que su coordinadora dice esto acerca de ellas?

“Una excelente profesional, una mujer muy preparada, actualizada, siempre interesada por lo que ocurre en el mundo, en la comunidad judía y en Israel. Ella es comprometida con los valores judíos y universales, es querida, apreciada y respetada por sus alumnos, padres de familia y los demás profesores. Ella es una verdadera Mentch”.

Y ¿Cuántos colegios conocen que sus Morim dicen esto acerca de ellos?

“El shule es para cada uno de nosotros que Integramos esta comunidad educativa, un lugar especial, un lugar donde nos involucramos no solo desde nuestro rol docente, sino también desde lo afectivo y emocional”.

Esto es lo que hace al Colegio Scholem Aleijem de Buenos Aires bajo la dirección de Gustavo Weich y la coordinación del área de judaísmo de primaria de Ruty Jarmatz un lugar tan especial y a la estimada Mora Tzipora Alfie la Mora del mes.

Mora Tzipora, te agradezco mucho por esta entrevista, es verdaderamente un honor.

Gracias a ti.

¿Dónde naciste y que tipo de infancia tuviste?

Bueno antes que nada te cuento que nací en Argentina, en la ciudad de Buenos Aires, en el seno de una familia judía respetuosa de las tradiciones. Tuve una infancia bonita, rodeada de mis padres, abuela, primos, tíos y familia. Cada uno de ellos, al brindarme su afecto, me ayudó a ser una persona de bien y a forjar mi personalidad. Tuve una educación judía, tradicionalista y sionista, donde el  ivrit y las vivencias judías ocupaban un lugar preponderante. Mi educación judía comienza a los 3 años cuando entré al gan de la escuela Integral Maimonides, a partir de ahí siguió la escuela primaria y el tijón (bachillerato).

Tzipora eres una Morá muy querida y respetada ¿Qué fue lo que te inspiró a ser Mora?

Hubo una figura que tuvo una gran influencia en mí, este fue mi abuelo materno. Él fue un gran Jajam (una especie de rabino sin título oficial). Él falleció cuando era muy pequeña, mi mamá y abuela me hablaron mucho de él,contándome que enseñaba tefilot, tora y preparaba decenas de niños para su Bar Mitzvah sin pedir pago alguno. Él disfrutaba y amaba enseñar, su figura y su misión tuvieron una grata influencia en mí.

No cabe duda que el escuchar continuamente acerca de una figura como tu abuelo materno puede causar una gran impresión. ¿Hubo un momento en tu vida que te causó decidir definitivamente que querías ser Mora?

La decisión de ser Mora, creo que estuvo desde siempre. Desde muy chica recuerdo sentar a mis muñecos, alrededor del pizarrón que tenía en mi casa, les daba clase, les ponía notas les enseñaba y les explicaba. Al terminar el colegio estudie en la “Mijlelet Shazar” de Buenos Aires, hice lo que le llaman Shlav Alef (primera fase) y me otorgaron el título de docente a nivel primario. Después de cursar el Shlav Bet (segunda fase), recibí el título de docente para nivel secundario. Ahí elegí especializarme en Tanaj y Sifrut (literatura). Comencé a trabajar, apenas terminé la escuela secundaria cuando comenzaba a estudiar.

¿Cuál es el mayor reto del educador?

Nuestro desafío como educadores es apropiarnos de las nuevas tecnologías, seguir capacitándonos, aprender, adaptándonos a los tiempos que corren.

Es importante conservar esa “llama” que se encendió en nosotros el día que decidimos dedicarnos a la docencia. Ella nos guiará y facilitará nuestra labor y la de los educandos.

Esa “llama ” simboliza la pasión, las ganas de transmitir. Esa “llama ”es la que nos permite una y otra vez continuar con mucho orgullo con el legado de otras generaciones, “Vehigadeta Le Binja” (y le contarás a tu hijo).

También nos permite trascender el aula, tratando de llegar al corazón de nuestros talmidim (alumnos) haciendo que sus vivencias, sus experiencias y su aprendizaje se transformen en relevantes y significativos.

Has mencionado los desafíos de la educación en general, me interesa saber: ¿Cuál crees que es el mayor desafío de la educación judía hoy en día?

Creo que el mayor reto que enfrenta la educación judía de nuestros días, es poder atraer a las familias a que elijan una educación judía para sus hijos. Hoy en día, en la diáspora, es un desafío para la comunidad educativa en general, que cada familia se involucre año tras año y logre sostener la elección de una escuela judía para sus hijos.

Llevas varios años educando a niños y tienes mucha experiencia ¿Te acuerdas de tu primer día cómo Morá?

Claro que sí, es más, creo que uno de los momentos que recuerdo cómo más insólitos y desopilantes fue el primer día que di clases.

Recién había empezado a estudiar, fui a una escuela que me había llamado, tuve la entrevista con la directora explicándole que recién comenzaba a estudiar y que no tenía experiencia. Recuerdo hoy, que ella me llevó a un cuarto grado me presentó ante los chicos y me dijo seriamente “Ya vengo…” (Te cuento que nunca volvió hasta el horario de la salida) Cuando pasaron los minutos y vi que no volvía, le pedí a los chicos el libro de lectura, recuerdo que lo abrí en el medio y encontré una hermosa poesía para enseñar, se llamaba Hapil Ose Dieta (El elefante hace dieta) ese fue mi primer Shiur (clase). Lo enseñe con mucha convicción (parece) porque a los chicos les había encantado. Hoy recuerdo ese hecho con una enorme sonrisa.

Me imagino que también has de haber pasado otros momentos chistosos en tu carrera ¿Puedes recordar de otro?

Te contaré otro hecho peculiar que recuerdo. Cuando trabajaba en tercer grado, enseñaba Briat Haolam (La creación del mundo). Para recrear la creación de las Meorot (luminaraias), hacíamos venir a los chicos a la escuela a la noche. La idea era que a partir de que vieran las estrellas en el cielo comenzaran a trabajar el tema. Pero… ¿Sabes que pasó? ¡Todos los años que hice esta actividad (que estaba prevista con mucho tiempo de antelación), esos atardeceres eran grises, nublados y sin estrellas! ¿Qué hacer en ese momento? Era un dilema, padres y alumnos estaban expectantes en el gran patio de la escuela. En ese momento les pedía a los chicos que se imaginen las estrellas ya que nunca logramos verlas. Tanto nosotros como los papás y los alumnos nos reíamos imaginando un cielo estrellado y continuábamos con sonrisas las actividades previstas.

Que chistoso que año tras año, justo en la noche que invitabas a los niños y a los padres para ver las estrellas estaba nublado. Verdaderamente se necesita tener experiencia para que una “falla técnica” no arruine la actividad que planeaste. Tú eres una Mora con mucha experiencia. ¿Qué tips le darías a un More principiante?

A un Moré que recién inicia, le diría, que se forme, que estudie, que se actualice, que trate de innovar en sus clases. Todo More debe de saber que si él se aburre, seguramente sus alumnos también. Por sobre todas las cosas que no pierda la pasión al entrar a la Kita (salón de clases).

Yo personalmente recomendaría ser mora, solo a aquellos que sienten el placer por enseñar, por trasmitir y por formar. Cuando uno elige ser Mora, elige educar en valores judaicos y universales, enseñando las costumbres y tradiciones milenarias de nuestro pueblo, recreando y una y otra vez el texto bíblico y la historia. Un more toma el legado de nuestros ancestros tratando de llegar a cada niño, a cada familia. Un more trasciende el aula, llega a las casas, llega al corazón.

Mencionaste que convocabas tanto a los chicos como a sus padres en las noches al colegio. Me parece muy positivo el hecho de que hayas involucrado a los padres en el aprendizaje de sus hijos. En general ¿Cuál crees que debe de ser el papel de los padres en el colegio?

El rol de los padres en el colegio siempre debe ser activo. Padres, alumnos y escuela conforman una unidad. Los padres son imprescindibles para fomentar el aprendizaje y el desarrollo de cada alumno, ya que ellos son los interlocutores adultos más importantes en la vida de los chicos. Yo creo que el trabajo diario debe desarrollarse junto a las familias en forma mancomunada.

¿Cuál es el feedback más bonito que has recibido de un alumno?

No podría nombrar uno solo. Creo que cada alumno, a su manera, ya sea con una sonrisa, una carta, un dibujo, otras veces algún objeto hecho con sus propias manos, una mirada, un gesto cómplice nos da esa devolución qué tanto nos nutre a diario. Valoro mucho cada muestra de afecto tanto de los chicos como de sus familias. Esas demostraciones, son las que me hacen hasta el día de hoy, ratificar mi vocación docente.

Lo más bonito del judaísmo es…

El judaísmo a mi entender nos ordena, nos enseña. El judaísmo nos ayuda a diario a ser mejores personas. El judaísmo tiene momentos en que nos invita a reflexionar, a pensar.

El judaísmo y sus mitzvot, nos hace pensar también en el otro, en los que menos tienen.

El judaísmo a diario nos educa en valores, Qué son tan necesarios en el mundo de hoy.

¿Qué es lo que hace al Colegio Scholem Aleijem especial?

Antes de explicarles porque la escuela Scholem Aleijem es una escuela especial, me gustaría contarles como nombramos cada uno de nosotros a la escuela y así comenzarán a entender porque la escuela Scholem Aleijem es especial. Todo el personal que trabaja en la escuela del área oficial, inglés, judaica, maestranza, alumnos y padres, cuando hablamos la escuela, hablamos de “ El shule”.

Nombrar así a la escuela no es un dato menor, constituye nuestra esencia, la pertenencia. “El shule” es para cada uno de nosotros que Integramos esta comunidad educativa, un lugar especial, un lugar donde nos involucramos no solo desde nuestro rol docente, sino también desde lo afectivo y emocional. Cuando comencé a trabajar en “el shule”, me involucré no solo desde el aspecto profesional, sino también desde el personal.

Les cuento además, que como docentes “el shule”, nos permite y nos permitió siempre, trabajar con absoluta libertad, dejando dar rienda suelta a nuestra creatividad, aceptando cada una de nuestras propuestas.

Es por eso por lo que para cada uno de nosotros “el shule” es especial y ocupa un lugar en nuestro corazón. El shule además a través de su historia incluyó e incluye, a familias de diferentes posiciones socioeconómicas, primando siempre dar educación judía y llegar a todos los hogares hecho que destaco y que me parece loable y que hace que “nuestro shule” sea tan especial.

¿Existe algún proyecto que realicen en Scholem Aleijem que consideras especial?

Tenemos diversos proyectos en el área judaica. Uno de ellos se llama “Guesher LeIsrael”. Israel está siempre presente en nuestra currícula desde primero a séptimo grado abarcando diferentes aspectos. Por ejemplo, la ecología en Israel, el cuidado del agua, las nuevas tecnologías y descubrimientos científicos, actualidad israelí, personalidades destacadas, arte, música, cultura.

Este proyecto ya es parte de la currícula de la escuela, la atraviesa como un eje transversal en las diferentes áreas.

Considero que al trabajar sobre Israel de esta manera, abarcamos diferentes aspectos en la formación de nuestros alumnos, que contribuyen a ampliar su cultura y conocimiento de Israel desde distintos aspectos fortaleciendo además su identidad judía y sionista.

¿A quién te gustaría agradecer?

Me gustaría mencionar a mis afectos más cercanos viejos y entrañables amigos. Mi familia, mi marido y a mis 3 hijos. Cada uno de ellos constituye un pilar, ellos son mi sostén, mi guía, mi vida.
¡Gracias a todos ellos por apoyar y estimular mi labor profesional a diario!

Tzipora, verdaderamente me has conmovido, me impresiona lo conectada que te sientes con el colegio, te felicito. Te puedo decir que como papá envidio a los padres que tienen el honor de que sus hijos estén en tus manos. Te agradezco muchísimo por esta entrevista.

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