Por el Rabino Ilan Rubinstein
Y tenía Esav 24 años cuando tomó por mujer a Yehudit hija de Beerí el hiteo y a Basemat, hija de Elón, también hiteo. Y fueron motivo de aflicción para Itzjak y Rivká” (Bereshit 26:34,35).
La educación de los hijos es uno de los temas más importantes y delicados de la vida, por un lado estamos involucrados sentimentalmente con los hijos que trajimos al mundo y por otro lado ellos serán nuestra continuidad. Justamente por este motivo los hijos pueden ser una fuente de orgullo o, D-os no lo quiera, una fuente de vergüenza.
Yaakov y Esav son un buen ejemplo para estudiar este tópico. ¿Según la Torá, cuáles son los parámetros para definir a un buen hijo?
Esav parecería ser un hijo probo, la Torá nos menciona que Itzjak amaba a Esav porque le proveía la comida. El Midrash dice que Esav usaba ropas especiales cada vez que se presentaba ante su padre. Del pedido de Itzjak a Esav antes de bendecirlo, se entiende que él lo alimentaba con las mejores comidas, tal como dice el versículo: “…y hazme los ricos manjares que me gustan para que coma y mi alma te bendiga antes de morir” (Bereshit 27:4.).
Según estos antecedentes ¿debería Esav ser considerado un buen hijo?
Dice el Talmud: (Talmud Jerosolimitano, tratado de Peá, página 15, c.)
“Hay quienes alimentan a sus padres pollos engordados y reciben la perdición y hay quienes ponen a trabajar a su padre en la molienda y reciben el paraíso. ¿En qué caso estamos hablando?
1) El padre le preguntó: “¿Hijo de dónde sacaste esta comida?” El hijo le respondió: “Anciano, anciano come y calla, como los perros que comen y no preguntan”. Este hijo recibe la perdición.
2) Un hombre estaba trabajando en la molienda y vinieron del gobierno a buscar a su padre para trabajar en la molienda del rey. Le dijo su hijo: “Papá trabaja tú aquí y yo iré en tu lugar. Si me avergüenzan y me azotan es preferible que sea a mí y no a ti”. Este hijo recibe el Paraíso.
En este pasaje del Talmud encontramos la respuesta a nuestra pregunta. Esav le daba de comer lo mejor a su papá y lo atendía como nadie. Sin embargo en los temas trascendentales actuaba como si le dijera: “anciano, anciano come y calla”. Cuando tomó sus esposas se olvidó del respeto que tenía por su papá y le trajo delante de él un hecho consumado, dos mujeres idólatras. Al final de la parashá, cuando Esav escucha que Itzjak le pide a Yaakov que no tome mujeres de Quenaán, se da cuenta de la angustia de su papá y toma por esposa a la hija de Ishmael. Nuevamente se olvidó de preguntarle a su papá por su preferencia. El buen hijo no es el que solamente provee las necesidades del padre, sino quien toma en cuenta la opinión de él, Itzjak no era un animalito casero al cual había que alimentar y atender, él era su padre y además el profeta de la época, motivos más que suficientes para tomar en cuenta su opinión. Si bien proveer las necesidades de los padres es parte de lamitzvá de honrarlos, también no herir sus sentimientos y escuchar a la voz de la experiencia y sabiduría no es menos importante.
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