Por: Dr. Yitzhak Calafi
2. CRISTIANISMO
El segundo período que marcará profundamente Occidente será el cristianismo que se considerará el único y legítimo depositario del Tanaj, texto sagrado del judaísmo, elaborando una teología de la sustitución y suplantación, y elaborará un sincretismo teológico entre el pensamiento heleno y la reinterpretación -y mala interpretación- de la Toráh. Esta teología del reemplazo será punitiva contra el judaísmo y el pueblo judío al considerar que los judíos han sido condenados por D-s por rechazar a Jesús como Mesías y D-s, por lo que pierden derecho a las promesas que el Eterno les hizo y a la tierra que les dio.
Hipólito de Roma (considerado por los cristianos mártir el 13 agosto 235): “Los judíos han sido oscurecidos a los ojos de tu alma con una oscuridad total y definitiva”
Orígenes (185 -254): “Los judíos nunca serán devueltos a su antigua condición.”
Agustín de Hipona (354–430): “Porque si sostenemos con el corazón firme la gracia de Dios que nos ha sido dada, entonces somos Israel”. “El pueblo cristiano es en realidad Israel”, “Los judíos … son entonces por sus propias Escrituras un testimonio para nosotros de que no hemos falsificado las profecías sobre Cristo”
Justino Mártir (100-165): “Porque el verdadero Israel espiritual … somos nosotros quienes hemos sido guiados a D-s a través de este Cristo crucificado”
Martín Lutero (1483–1546): “Los judíos, ciertamente rechazados por D-s, no son más su pueblo, y tampoco es Él ya más su D-s”
La teología cristiana es generada por Pablo, que considera que la naturaleza del hombre ha sido corrompida por el “pecado original”:”Porque sabemos que la ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido a la sujeción del pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo, pues no práctico lo que quiero; al contrario, lo que aborrezco, eso hago. Y ya que hago lo que no quiero, concuerdo con que la ley es buena. De manera que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que mora en mí. Yo sé que en mí, a saber, en mi carne, no mora el bien. Porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero; sino al contrario, el mal que no quiero, eso práctico. Y si hago lo que yo no quiero, ya no lo llevo a cabo yo, sino el pecado que mora en mí. Por lo tanto, hallo esta ley: Aunque quiero hacer el bien, el mal está presente en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo en mis miembros una ley diferente que combate contra la ley de mi mente y me encadena con la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” Epístola a los Romanos 7:14-24
Aunque la mayor parte de las cuestiones acerca de la libertad humana dentro de la teología cristiana fueron debatidas y dilucidadas por Agustín de Hipona, que presupone que la naturaleza humana ha sido completamente corrompida por el pecado original, y lo que sorprende a Agustín, como a toda la patrística cristiana –basándose en el atormentado Pablo-, fue no que el libre albedrío pudiera ser utilizado para el bien o para el mal, sino que pudiera ser utilizado para el bien. Para Agustín todo lo creado es bueno por su origen, pero defectuoso por naturaleza, al ser creado y mutable, y por su corruptibilidad, ya que toda carencia de ser, en sí misma considerada, es un mal metafísico inherente a todo ser creado.
Esta concepción antropológica-filosófica que contempla la naturaleza humana como completamente corrompida ha servido, en su versión laica y/o atea como base ideológica de “el hombre es un lobo para el hombre” de Thomas Hobbes, El autor inglés considera, en el Leviatán, que el estado de naturaleza anterior a la organización social es la “guerra de todos contra todos”. El mismo hombre cede parte de su libertad al poder absoluto del rey, o del estado, que garantiza la armonía necesaria para vivir en paz. De ahí surge la legitimización del “contrato social” que justificará el poder del absolutismo.
La patrística cristiana basa su tesis sobre la maldad innata del hombre en referencia al texto de Bereshit que relata sobre la transgresión de nuestros primeros padres, pero diametralmente opuesto, el judaísmo considera que no hay pecado original que se transmita en las sucesivas generaciones. La naturaleza humana no está corrompida, aunque si sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al imperio de la muerte e inclinada al pecado.
Para el judaísmo la serpiente no era Satanás, sino una metáfora. Todos los hombres nacemos sin pecado: “Mi D-s, el alma que me conferiste es pura” Talmud, Babli, Berajot 60b. “Devuelve el alma al Eterno tan pura como Él te la entregó: pura, pues entonces con pureza”. Shabbat 122b
El Yetzer HaRa (pulsión negativa) solo le es conferido al ser humano a partir del momento de su nacimiento; en el vientre materno es puro, pleno de Yetzer HaTov, el instinto al Bien. Mientras que la tendencia mala está presente en la persona desde el nacimiento, la buena, yezer ha-tob, que la combate, hace su primera aparición a los trece años, en la edad de la reflexión y el razonamiento, cuando se celebra el bar-miswa, en que se acepta el yugo de la Ley”
Rabí Janiná, suplente del Sumo Sacerdote, decía: Ora por la paz (bienestar) del gobierno, pues si no fuera por el miedo al mismo, los hombres se devorarían vivos los unos a los otros. [Pirké Avot 3.2]
El judaísmo rechaza una supuesta naturaleza maligna del hombre
… ; y no te consideres malo por tu propia estimación. [Pirké Avot 2.18]
Ya que si presupone que su naturaleza es mala y se auto considera en esencia malo, cuando actúe mal, no le parecerá como tal, lo verá normal pues ha procedido según su propia naturaleza, como el león cuando mata al cordero para comérselo. Pero si se está convencido que ha actuado mal, podrá hacer reprocharse a sí mismo su mala conducta. Si se es malo antológicamente –en esencia-, ¿para que hacer teshuvá?
Lo que no significa que el hombre no peque, Porque no hay sobre la tierra un hombre justo que haga el bien y no peque. [Kohélet 7:20], por lo que la Toráh está dada a los hombres, y no a los ángeles.
En el judaísmo no existe la noción de “pecado original”
La Creación, incluyendo el ser humano, fue contemplada por el Creador como muy buena. [Bereshit 1:31] Podemos vencer al mal, Ciertamente si obrares bien serás acepto, pero si no obrares bien el pecado se agazapará a la puerta y te tentará, más tú puedes dominarlo. [Bereshit 4:7]
Gracias a la libertad podemos optar por el Bien o por su contrario.”Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra, de que os di para escoger entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición, y os exhorté a escoger la vida, para ti y tu simiente, amando al Eterno tu D-s, escuchando Su voz y siguiendo Sus caminos, pues Él es tu vida (oh Israel) y la extensión de tus días,… [Devarim 30:19-20]
Es el Eterno quien ha hecho la Paz y el Mal. “Yo formo la luz y creo la oscuridad. Hago la paz y creo el mal. Soy el Eterno, que hace todas esas cosas” [Yeshayahu 45:7]
Algunos autores judíos afirman que según la tradición “Satanás fue el símbolo místico de todas las fuerzas malas en el mundo. Algunas veces fue identificado con el tentador, el impulso malo que nos incita a cumplir con el lado peor de nuestra naturaleza o mala inclinación. Pero aun esta noción, nunca echó raíces profundas. Por esta razón, el judaísmo es tan estrictamente monoteísta que rechaza la tentación de entronizar cualquier ser que no sea D-s, con la autoridad sobre un reino metafísico, aun el reino del Mal”. La idea cristiana que Satanás y otros ángeles se enaltecieron y se hicieron a sí mismos demonios, ángeles malos, es declarada en el Concilio de Letran IV del año 1215.
Para el judaísmo todos los ángeles obedecen necesariamente a D-s, algunas veces para ayudar a los hombres, otras veces para castigarlos. Esto se deja ver claramente en la entrevista a Elio Toaff, el entonces Rabino Principal de Roma, por el periodista Alain Elkann. -“¿Por qué en la Biblia no se hace referencia al enfrentamiento primigenio entre D-s y Satanás?” – E. Toaff responde: “Satanás es considerado como uno de los ángeles que están al servicio de D-s. ¿Por qué tiene esta horrible fama? Solamente porque su deber es el de poner en evidencia los pecados, los vicios del pueblo. Es el ángel acusador, que le hace ver a D-s el lado peor del pueblo de Israel”
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